No es sólo crear una pierna ortopédica para caminar otra vez, es volver a creer que tu vida sigue adelante
Francis Yaw Mesa y Rhoda Boatemaa, nos hablan de su trabajo como técnicos protésicos del hospital general de Lepra de Ankaful.
En el hospital general de Lepra de Ankaful, en Ghana, se desarrolla una labor plena de dedicación por parte de Francis Yaw Mesa y Rhoda Boatemaa.
Son dos especialistas en prótesis y ortopedia que trabajan sin descanso para transformar la vida de personas afectadas por la lepra en este país de África Occidental. Ambos forman parte del programa nacional de lucha contra la lepra, dirigido por el doctor Benedict Quao, un esfuerzo conjunto entre el servicio público de salud de Ghana y Fundación Anesvad, que ha financiado la rehabilitación del centro ortopédico de este hospital.
Francis, de 32 años, y Rhoda, de 28, no se limitan a la fabricación de prótesis. Su labor comienza con la evaluación de los pacientes, midiendo con precisión y tomando moldes para crear prótesis que imiten con fidelidad los miembros originales. Estas prótesis, construidas con materiales cuidadosamente seleccionados, buscan no solo restaurar la funcionalidad, sino también devolver un sentido de normalidad a quienes las utilizan.
«Los pacientes a menudo se sienten estigmatizados, por lo que no van a la iglesia, no van al mercado, no salen de sus casas.» Roda Boatemaa
En un contexto donde la fisioterapia es escasa, estos profesionales también han aprendido a asumir este rol, enseñando a los pacientes a caminar nuevamente, guiándolos en cada paso del proceso de rehabilitación. «Lo que hacemos aquí es más o menos como una rehabilitación,» explica Francis. «Cuando terminas de dar una pierna protésica, necesitas entrenar a la persona en cómo usarla. No hay un fisioterapeuta, estás tú y el paciente.» Este enfoque personalizado es crucial, ya que muchos de los pacientes que atienden han perdido la confianza en sí mismos debido a la lepra.
«Les decimos: ‘No, eres un ser humano. Eres como yo. Olvídate de la enfermedad. Sal. Somos todos uno. Somos todos humanos.'» Francis Yaw
Más allá de la recuperación física, el desafío más profundo que enfrentan es el impacto emocional y psicológico de la lepra. La enfermedad, cargada de un estigma histórico, a menudo deja a los pacientes aislados y avergonzados, temerosos de participar en la vida comunitaria. Cuando Francis y Rhoda comienzan a trabajar con un nuevo paciente, saben que su misión va más allá de la reconstrucción de un miembro perdido; deben reconstruir la autoestima y la confianza de sus pacientes.
Muchos de estos pacientes llegan al hospital sintiéndose derrotados, convencidos de que la lepra les ha robado no solo su salud, sino también su dignidad. En esos momentos, el papel de Francis y Rhoda se transforma en el de consejeros y amigos, brindando un apoyo emocional esencial. Se sientan con los pacientes, les explican detalladamente el proceso, los tranquilizan y, lo más importante, les hacen ver que aún son valiosos, que su vida no termina con la enfermedad.
A lo largo de su experiencia, han aprendido que escuchar es una de las herramientas más poderosas. Francis relata cómo, al principio, incluso él enfrentó el estigma dentro de su propia familia, que le advertía sobre los peligros de trabajar con personas afectadas por la lepra. Este miedo irracional alimenta el estigma en la sociedad, y su labor incluye desmontar estas creencias en sus pacientes y en la comunidad.
«Nosotros les damos el consejo, la educación que necesitan. Les decimos: ‘Tú puedes. Eres fuerte. No dejes que esto te detenga,'» Rhoda Boatemaa
El cambio en los pacientes es notable. Al recibir su prótesis, muchos experimentan una mezcla de alivio y emoción, aunque a veces también surge el miedo. Aprender a caminar de nuevo, a confiar en una nueva parte de su cuerpo, puede ser un proceso aterrador. Pero con paciencia, Francis y Rhoda los guían, mostrándoles que pueden volver a ser independientes.
Poco a poco, estos hombres y mujeres empiezan a recuperar la confianza perdida, no solo en sus cuerpos, sino en sí mismos como personas. Empiezan a creer que pueden volver a salir, a integrarse, a vivir sin vergüenza.
Gracias al trabajo del Ghana Health Service y Fundación Anesvad, el estigma hacia la lepra está comenzando a disiparse. Francis y Rhoda observan con orgullo cómo sus pacientes, que antes se escondían del mundo, ahora se atreven a sonreír, a caminar con la frente en alto.
La misión de este proyecto no es solo curar las heridas físicas que deja la lepra, sino sanar las cicatrices invisibles del estigma, y en ese esfuerzo, están logrando avances significativos, paso a paso, prótesis a prótesis, con cada vida que tocan.