Las energías limpias reflejan el compromiso de varios países del continente adaptando estrategias a sus contextos nacionales y recursos disponibles.
Beneficios de la transición energética en los países de África
En los cuatro puntos del mapa africano destacan países con protagonismo en la transición energética. En el norte, Marruecos se emplea en la planta solar de Noor Midelt, proyecto arrancado en 2016 que una vez terminado estará entre las grandes referencias a nivel mundial. La Agencia Marroquí para la Energía Sostenible (MASEN) gestiona este ambicioso macroproyecto que prevé cubrir el Sáhara con paneles solares, alcanzando 800 MW en su primera fase y un total de 2.000 MW una vez completado. La iniciativa forma parte de una idea elevada: que más del 50% de la energía del país provenga de fuentes renovables para 2030.
El viento, una fuerza a aprovechar en el sur
Aunque históricamente dependiente del carbón, Sudáfrica está implementando reformas para diversificar su matriz energética. En la COP26 de 2021, recibió un compromiso de 8.500 millones de dólares de varios países y la UE para apoyar su transición energética, enfocada en sus parques eólicos. Esta energía lidera la transición de Sudáfrica hacia un futuro energético renovable y con bajas emisiones de carbono. El país cuenta con 37 parques eólicos, que aportan más de 46.480 GWh anuales.
La geotermia: la electricidad que surge del corazón de la tierra
Kenia no solo hace notar su liderazgo en geotermia —esto es, la energía que aprovecha el calor del interior de la Tierra para generar electricidad y calefacción— en la región Oriental de África: es el séptimo mayor productor de energía geotérmica en el mundo. Cuenta con socios estratégicos como Japón para su desarrollo tecnológico. Las placas tectónicas del Gran Valle del Rift de África se juntan o separan empujando el vapor supercaliente hacia la superficie de la Tierra, manifestándose a través de aguas termales, rocas calientes o magma. Para su aprovechamiento se perforan pozos en zonas geotérmicas y se extrae vapor o agua caliente; esto es lo que hacen las cinco centrales eléctricas de Olkaria que, al borde del Parque Nacional de Hell’s Gate, producen alrededor de 800 MW, capaces de abastecer a más de cuatro millones de hogares al año.
Otros casos de interés
No son los únicos casos: Egipto está desarrollando proyectos de energía solar y eólica a gran escala, aprovechando su favorable ubicación geográfica y condiciones climáticas. Costa de Marfil planea aumentar la proporción de energías renovables al 45% para 2030 combinando proyectos solares, de biomasa y manteniendo inversiones en energías fósiles para satisfacer la creciente demanda eléctrica. Y Nigeria y Ghana ya están explorando el desarrollo de la energía nuclear como parte de su estrategia para diversificar fuentes de energía y mejorar el suministro eléctrico.
La expansión de estas energías renovables no solo ayuda a combatir el cambio climático reduciendo la dependencia de combustibles fósiles: también impulsa el desarrollo económico y social en los países africanos, brinda un mejor acceso a la electricidad para sus habitantes, brinda innovación tecnológica y ayuda a proteger el medio ambiente.