Aunque reforzar hospitales es una labor crucial para reducir las ETD, la educación en las escuelas es una herramienta esencial para la prevención de nuevos casos.
Ohiamanwu significa “La pobreza no te matará”. El nombre de esta comunidad inspira para seguir viviendo frente a las adversidades de la pobreza. Ohiamanwu es una comunidad cerca de Mpohor, al suroeste de Ghana. Una zona endémica de Enfermedades Tropicales Desatendidas (ETD) como el pian, que afecta sobre todo a niñas y niños menores de 15 años.
Curar el pian es tan fácil como tomar azitromicina, un antibiótico común que encontramos en cualquier farmacia, pero que escasea en comunidades rurales como esta. Además del tratamiento, hay otros factores que pueden prevenirla. Uno de ellos es la educación y la sensibilización en las escuelas.
La educación que alerta sobre cómo evitar contraer las ETD
La educación es esencial para el desarrollo. Sin embargo, sufrir el pian u otra ETD puede significar la exclusión también en la educación. Lo saben bien en muchas escuelas de las zonas rurales de países como Ghana. Las familias viven en contextos extremadamente empobrecidos, en los que la asistencia diaria a la escuela es casi un milagro: los niños y niñas deben ayudar en las tareas del campo, o en la venta en mercados locales para la mera subsistencia de la familia. En el caso de las niñas, muchas veces la regla es un factor que corta súbitamente su educación. El poco conocimiento sobre la misma, la escasa educación, y la falta de medidas de higiene hacen que las niñas renuncien cada mes a acudir al colegio cuando están con el periodo, con el consiguiente retraso que eso supone.
Louis Ofore-attah es profesor en Ohiamanwu y conoce de primera mano qué son las ETD y cómo prevenirlas.“Para el alumnado es muy importante conocer la realidad sobre las ETD. Cuando un niño o una niña contrae una de estas enfermedades lo atribuyen a dioses menores de la comunidad. Pero hoy en día hay que hacerles ver que estas cosas no son designios divinos” aclara. Louis lleva años organizando charlas específicas para que su alumnado esté al tanto de qué son las ETD y cómo hay que prevenirlas.
“Cuando un niño o niña ha pasado por la tragedia de una ETD es difícil volver al colegio, ya que sus compañeros se ríen de ellos. Así que muchos deciden no volver. Y en algunos casos son niños y niñas muy inteligentes, pero por este problema deciden no volver. Tenemos que ir a sus casas y hablar con sus padres, para que le permitan volver a la escuela.”
Educación frente a la superstición
El esfuerzo de Louis en las aulas una vez esto sucede es informar al resto de la clase de que es algo que puede pasar a cualquiera. “Les informamos de que pueden verse en esa misma situación, no son únicos, extraordinarios, especiales. Y que no deberían reírse de las y los compañeros que pasan por algo así. Normalmente las burlas suelen parar cuando lo entienden” afirma.
“Los sensibilizamos para que cuando surja uno de estos casos podamos derivarlos al centro de salud.” En definitiva, se trata de aprovechar que el alumnado está junto para poder hacer esas sesiones y que sean los niños y las niñas quienes de primera mano puedan conocer qué les pasa. Esta actividad se complementa, por supuesto, con las visitas periódicas de personal sanitario. Las campañas de detección se hacen en la propia comunidad, ya que muchas familias viven lejos de los centros de salud y algunos no pueden pagar los servicios médicos esenciales.
Romper con el círculo de la pobreza a través del aprendizaje
Este reto, el aprendizaje, servirá como explica Louis para que se rompa el círculo de la pobreza y las nuevas generaciones terminen el proceso educativo y tengan otras posibilidades de tener ingresos. “Muchas familias no tienen a nadie con capacidad para leer, el analfabetismo está muy arraigado así que no suelen transmitir a los hijos e hijas la importancia de terminar el proceso educativo para que puedan ser alguien importante en el futuro. Estamos educando a los padres y madres para que entiendan que el profesorado podemos ser el modelo a seguir para sus hijos e hijas”.
“Algunos padres ponen las cosas difíciles” admite Louis. “Por ejemplo, cuando hacemos las rondas de detección, algunas familias religiosas nos dicen que no participan porque no creen en ello. Así que lo que hacemos es invitar a los padres para hablar con ellos. Algunos acaban entendiéndolo y sus hijas e hijos participan, pero otros no. Es importante hacer sensibilización entre los padres también para que cuando un niño o niña sufra una ETD no lo atribuya a otras creencias”.
Desde Fundación Anesvad impulsamos programas de educación y sensibilización sobre las ETD en escuelas como la de Louis. Porque una buena educación repercute en una mejor prevención contra las enfermedades.